jueves, 30 de abril de 2009

A los nuevos inquisidores

Hay días que uno tiene que salir a la palestra arrastrado por acontecimientos que le sobrepasan. A eso de las cuatro de la tarde he recibido no sé cuantas llamadas para ver lo que estaban diciendo en otro blog sobre mí. Al leerlo me he reído por la cantidad de sandeces que se dicen. Sólo, de todos, conozco a una persona que pone su nombre, el resto de comentarios están coronados por el anonimato. Intuyo que muchos de ellos los ha escrito la misma persona, esto es, que no ha habido un comentario por persona sino muchos comentarios por persona.

Pues bien, voy a responder, aunque no sé si debo, entre otras cosas, porque me la refanfinfla lo que puedan decir de mí un grupo de gente que debe estar ocupadísima y se dedica a comentar no sé que cosas. Primeramente, les pediría que contribuyan un poco más con la sociedad y cumplan sus obligaciones, y de no tenerlas, se las buscasen. Es triste que algunos, con el escudo poderoso del anonimato, se dediquen a lanzar piedras para ver si pueden dejar tuerto a quien sea. Les adelanto, por si no lo saben, que las piedras de los cobardes suelen provocarme cierta risa. Los cobardes no tienen el respeto de nadie y ellos lo saben, por eso la toman a pedradas.

Por otro lado, me parece penoso que se hable de mí como autor de una página web, cuando en realidad no lo soy. Conozco ese blog que tanto les altera porque he entrado en ocasiones, pero nada más. Ni una de esas letras ha salido de mi telado, así que cuidadito con las acusaciones. Además, no comparto ni la forma ni todos los contenidos.

En Derecho, siempre, la carga probatoria recae sobre el que acusa. Esa gentuza que tanto le gusta comentar, no ha aportado ninguna prueba, entre otras cosas porque es imposible que la haya. Yo no tengo nada que ver con ese blog. Cuando la carga de la prueba no la realiza el que acusa, y se señala a un inocente para que pruebe precisamente su inocencia, se llama prueba diabólica o prueba inquisitorial. El inocente se ve en la tesitura de tener que demostrar que él es realmente inocente, lo cual es harto complicado. Sé que lo de inquisitorial les va como anillo al dedo a algunos. Pero en cualquier caso, nada tengo que demostrar, porque, para desgracia suya, nada he hecho.

Algunos actúan siempre sigilosamente, y dan el palo cuando el otro está de espaladas. Podríamos dar nombres, pero me parece bastante chabacano, que no injusto, pues muy merecido se lo tienen algún personaje malvado. Son esos mismos quienes piensan que yo maniobro de igual manera, pues ya lo dice el refrán, “piensa el ladrón que todos son de su condición”. He demostrado siempre que cuando hablo, lo hago con mi nombre y apellidos y con mi fotografía por delante. No tengo ningún temor a nada y creo en la libertad de expresión. Si tengo que volver a hablar de algo lo haré dando la cara, que nadie tenga la más mínima duda. Podría hacerlo ahora mismo, pero sólo lo haré cuando me dé la gana.

Creo que en España hay demasiadas injusticias y desmanes como para estar dedicándonos a estas cosas. Quien quiera entrar en este blog que lo haga, pero desde luego no permito que se hable gratuitamente, escondidos en la penumbra, mintiendo y faltando constantemente a la caridad fraterna.

Quiero finalizar con una cita del gran literato británico William Shakespeare, que comparto completamente, y que dedico a los que tanto me han señalado y han dicho mi nombre sin dar la cara: "los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte". Pues eso, todo queda dicho.