viernes, 23 de abril de 2010

Por la fiesta nacional


Reconozco que me he quedado estupefacto al dar con un blog que pone a caldo al Sr. Vargas Llosa por su afición a los toros. Investigando un poco más, he visto que son muchos los artículos y comentarios que se alzan contra uno de los mejores literatos que hay en el mundo.

Quiero, desde esta humilde bitácora, solidarizarme con el Sr. Vargas Llosa. No es de recibo que se digan de él cosas como “es un hipócrita sin escrúpulos por tergiversar la realidad transformándola, mediante su pluma, en un envoltorio sugerente que se ajuste a sus mentiras” o “Esta faceta suya de individuo presto a valerse de la falacia, queda al menos patente cuando en un importante Diario de nuestro País, identifica a los que piden la abolición de las corridas de toros con seres enfurecidos, que en verdad no aman a los animales y capaces de comerse una langosta que acaban de hervir viva”. Como comprenderán, no pienso poner la fuente para no dar publicidad a los insensatos que andan por ahí sueltos.

Hipocresía, queridos amigos, es “zamparse” unas chuletas de cerdo y después gritar con suma vehemencia que los toros es un crimen. Hipocresía es defender el aborto, o no defender el derecho a seguir viviendo del nasciturus, y decir que a los animales no se les debe matar, que han de morir de viejos. Hipocresía es, en suma, insultar a otra persona por su opinión y luego invocar a la democracia para eliminar la fiesta nacional.

Yo ya estoy cansado de los ecologistas del tres al cuarto. De esos que deben creer que Miky Mouse es un personaje real y que los animales viven en su casa con sus familias y amigos como Donald o Goofy. No sé hasta donde llegaremos, pero qué sabio es el refranero, y hay uno que dice “cada día que amanece el número de tontos crece”. Pues eso mismo.