Me pregunto dónde está “Cristianos por el socialismo” en estos momentos de crisis. Sí, esos que llamaban “leviatánica” a la Iglesia y que piden que se viva el cristianismo sin formar parte de la institución antedicha. Esos que hablan mucho de ayudar a los demás pero que a la hora de la verdad no hacen nada y sólo están ahí para pedir puestecicos para ellos. A continuación me referiré a ellos de otro modo, que nadie crea esas palabras, porque, aunque se ve la sorna a primera vista, puede que haya alguno que no la pille, lo cual ya es complicado.
La verdad, que no habíamos contado con un teólogo tan importante como Cristóbal Hernández, Coordinador provincial de “Cristianos por el socialismo de Almería”, desde la patrística, Tomás de Aquino, o von Balthasar. Cuando argumenta sus posturas nos encontramos ante un nuevo Agustín de Hipona, bueno no, que éste se le queda pequeño a Cristóbal Hernández. Creo que debían pensarse darle una cátedra en la Universidad Gregoriana de Roma o, quizá, en el Laterano. O mejor aún, crear una Universidad que lleve su nombre.
Me quedo estupefacto ante un grupo tan lleno de vitalidad y con tan grandes pensadores que se atreven a echar por tierra lo que otros antes y ahora han dicho y dicen. El propio Cristóbal Hernández afirma en el blog de Cristianos por el socialismo que ya son 35 los miembros, aunque no sé, en las fotos aparecen 4 y eso que siempre se promete que se dará después una cenilla. Seguro que esconde al resto para que no haya ni soberbia ni egocentrismo en tan insigne grupo. ¡Cuánta humildad! Ni San Juan Bautista en los tiempos en los que sólo comía saltamontes y miel silvestre era capaz de llegar a tanto. En realidad, auténticas multitudes se concentran y desbordan por completo la Avenida Pablo Iglesias para ir a escuchar al más grande pensador de Almería, España y la humanidad.
Por supuesto, “Cristianos por el socialismo” echa por tierra lo que dice Benedicto XVI. ¿Acaso se cree el Papa más listo que ellos? ¡Ni que se supiera la historia del pensamiento y de la teología a la perfección! Cristóbal sí que sabe, es un estudioso que ha empeñado toda su vida a la investigación. Seguramente Benedicto XVI quiso ser discípulo de Cristóbal, pero le fue imposible, no llegaba a tanto, y al final creó una corriente contraria a la del ilustre pensador almeriense.
Me cuentan que Karl Rahner se asustaba ante las argumentaciones de Cristóbal. ¡Cuánta sabiduría e inteligencia le dio Dios y nosotros sin darnos cuenta! Si es que solamente él ha visto lo que estaba oculto para el resto: que es tan grande y tan listo que puede insultar a la Iglesia, a sus miembros y a los más grandes pensadores del cristianismo. ¡Claro que sí! ¿Quién se atreverá ahora a manifestar públicamente sus creencias sabiendo que podrá salir el gran Cristóbal a rebatir?
En fin, que, como siempre, lo de estos es de pena, así que mejor tomárselo con gracia
