En el mes de mayo bajó el paro en 100.000 personas y hubo casi 140.000 nuevas afiliaciones a la Seguridad Social. Ante este hecho real e indiscutible quiero compartir algunas reflexiones
Primero, se trata de un dato esperanzador. Después de años de dura recesión comenzamos a ver datos positivos. Es el tercer mes en el que se está creando empleo. No estamos ante un mes donde tradicionalmente, también en la crisis, ha ido descendiendo el paro. Es el mejor mayo no sólo de este tiempo sino desde 1997. Ello nos debe llevar a pensar que estamos ante un indicio positivo. Indicio real y palpable que deja atrás los discursos en los que se hablaba de brotes verdes.
Segundo, no hay que lanzar las campanas al vuelo. Los deberes se están haciendo con el sacrificio de la sociedad española que ha de arreglar lo que otros acometieron desastrosamente mal. Comienzan a verse lo que, estoy seguro de ello, más pronto que tarde se convertirán en datos mucho más contundentes.
Tercero, el Gobierno ha desplegado un conjunto de medidas que se resume en sacrificio pero también en respeto de nuestro país. No somos el hazmerreír de Europa como, por desgracia, pasaba con el Ejecutivo socialista.
Por último, no podemos dejar desapercibidas las declaraciones del líder de la oposición en las que ha dejado claro que él imagina que se volverá a destruir empleo. Que tenga el PSOE la valentía de hablar en algo que debe callar, aunque sólo sea por vergüenza torera, no deja de provocar indignación en una sociedad que no olvida lo que estos sujetos hicieron.
La sociedad española está dispuesta a todo para devolver a su país a donde merece. La izquierda intenta seguir torpedeando, demostrando sólo les interesa el Partido, el resto para ellos es secundario.
La bitácora de Fernando Giménez
Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error. (San Agustín)
miércoles, 5 de junio de 2013
jueves, 18 de octubre de 2012
Ayer presencié desde el Palacio Provincial que un grupo de chavales de unos 15 años se manifestaba por la educación. La estampa en cuestión me llevó a hacer una serie de reflexiones que quiero compartir.
La primera fue que si esos chavales, que eran menores en su totalidad, tienen que llevar una autorización firmada por los padres o tutores cuando salen de excursión, cómo es posible que fuedan faltar a clase con tanta facilidad.
La segunda es la enorme manipulación a la que se ven sometidos. No pasaron por la Delegación de la Junta de Andalucía, que es la que tiene competencias en Educación, sino que pasaban por una institución con ninguna competencia en esa materia.
La tercera no fue sino que lamentablemente estamos viviendo los españoles la hipocresía de la izquierda que no es capaz de asumir sus responsabilidades. Ellos han llevado al país a la situación actual con un desgobierno y una irresponsabilidad sin precedentes. Además, en Andalucía han sido los reyes del recorte. Y ahora se nos presentan como adalides de todo lo contrario. Reirse de la ciudadanía es siempre bochornoso.
Lo de ayer no deja de ser las primeras consecuencias de unos niños que les han inculcado por obligación y sin consentimiento de sus padres el adoctrinamiento de Educación Para la Ciudadanía. Una auténtica desgracia para un país que necesita unión y esfuerzo por parte de todos, incluidos los alumnos de los colegios e institutos.
La primera fue que si esos chavales, que eran menores en su totalidad, tienen que llevar una autorización firmada por los padres o tutores cuando salen de excursión, cómo es posible que fuedan faltar a clase con tanta facilidad.
La segunda es la enorme manipulación a la que se ven sometidos. No pasaron por la Delegación de la Junta de Andalucía, que es la que tiene competencias en Educación, sino que pasaban por una institución con ninguna competencia en esa materia.
La tercera no fue sino que lamentablemente estamos viviendo los españoles la hipocresía de la izquierda que no es capaz de asumir sus responsabilidades. Ellos han llevado al país a la situación actual con un desgobierno y una irresponsabilidad sin precedentes. Además, en Andalucía han sido los reyes del recorte. Y ahora se nos presentan como adalides de todo lo contrario. Reirse de la ciudadanía es siempre bochornoso.
Lo de ayer no deja de ser las primeras consecuencias de unos niños que les han inculcado por obligación y sin consentimiento de sus padres el adoctrinamiento de Educación Para la Ciudadanía. Una auténtica desgracia para un país que necesita unión y esfuerzo por parte de todos, incluidos los alumnos de los colegios e institutos.
jueves, 7 de abril de 2011
Hay que ponerlos en su sitio
Nadie ya se sorprende de lo que va saliendo en Andalucía. Es más, si algo queda claro es que esto es sólo la punta del iceberg. No cabe duda de que esta comunidad autónoma es una tierra rica, bonita y hermosa, pero que ha tenido la desgracia de padecer esa ideología que Churchill calificaba como “la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la prédica de la envidia y cuya virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Proféticas palabras que describen perfectamente lo acaecido.
Yo ya sabía que el odio de algunos socialistas por la familia es sólo para con la de los demás. Si no que se lo digan a ese tipo que ha sabido muy bien vivir del cuento no sé ya ni cuantos años y que ha conseguido lo mismo para hijos, hermanos, demás parientes y tropecientos amiguetes. Ese tío que fue premiado o castigado con una vicepresidencia tercera (yo también quisiera que me castigaran con semejante cargo). Lo de Andalucía con tanto ERE, tanto fondo de reptiles, tanto enchufismo y tanto dar sumas ingentes de dinero a los cortesanos del presidente apesta y da mucho asco.
Creo sinceramente que tenemos que reaccionar votando mayoritariamente al Partido Popular en las elecciones municipales y, después, en las autonómicas y generales. Es cuestión capital por el futuro y la apuesta por la honestidad en una región que puede, estoy muy seguro de ello, llegar a ser muchísimo más próspera de lo que es. Pero para ello hay que quitar lastres, y el principal se llama PSOE.
martes, 8 de marzo de 2011
jueves, 10 de febrero de 2011
Datos del blog
Después de dos semanas de blog nuevamente activo, quiero compartir con vosotros algunos datos. Lleva esta página recibidas 700 visitas en estos quince días y 337 visitantes únicos, lo cual no está nada mal. Además, el tiempo medio de cada visita ha sido de algo más de 5 minutos, lo que deja ver que los que entran lo hacen para leer los artículos y para comentar.
Muchísimas gracias a todos los lectores de este blog.
sábado, 5 de febrero de 2011
Contestando a un lector de este blog
Me parece interesante que surjan debates en el blog. Evidentemente en un espacio como este, donde se permite intervenir sin ningún tipo de cortapisas (a menos que se caiga en el insulto o la descalificación), deben ir surgiendo ideas interesantes que se van viendo enriquecidas con los distintos comentarios que se lanzan. Sin embargo, hay un tema que por su importancia no he querido dejarlo en un comentario más. Hay quien asegura que la palabra matrimonio debe referirse a la unión de un hombre y una mujer, pues las palabras se han de modificar según vaya estimando oportuno la sociedad. En resumidas cuentas, que podemos transformar los significados de las palabras según el pensar de cada tiempo. Añade, además, que no somos tan beligerantes cuando la palabra patrimonio se ha transformado, pues se dedica también a las mujeres ahora, cuando, según él, antaño se refería sólo a los hombres, porque las mujeres no podían tener patrimonio.
En primer lugar, matizar o corregir lo de patrimonio. Algo he estudiado de latín, aunque me acuerde más bien poco. Decir que patrimonio significaba antes la masa de bienes y dinero que tiene el hombre es columpiarse bastante. Es demostrar, más bien que no se tiene ni idea. Patrimonio, antes y ahora, no significa sino el conjunto de bienes que una persona ha recibido de sus PADRES. Queda resuelta, pues, esta primera cuestión.
En segundo lugar, hay que decir que algo que puede parecer a primera vista tan poco trascendente, como es el uso de las palabras, es sin duda una de las cuestiones más importantes para el buen funcionamiento de una sociedad y de una democracia. Decía el escritor y filósofo norteamericano R.W. Emerson que “la corrupción del hombre conduce a la del lenguaje”. Recuerden, si no, el estupendo análisis que hace de ello el gran escritor Orwell en su obra 1984 al analizar la perversión del lenguaje por los comunistas. Pero es que, además, las palabras tienen la capacidad de evocar aspectos ideales, que son los que tenemos por fundadores del conocimiento. Encontrar una palabra es encontrar un sentido. Quien se atreva a dudar de este poder evocador del lenguaje sólo tiene que intentar la experiencia de pensar sin palabras.
El relativismo y su desprecio por la verdad hace verdaderos estragos. Vivimos en una época acobardada por la posibilidad misma de que pueda haber certidumbres, una de cuyas consecuencias más perturbadoras es la facilidad con que es posible desgajar las palabras de las realidades conceptuales, que cualquier mente sana sabe que son su referente. Ese divorcio entre palabras y conceptos conduce, sobre todo, a la imprecisión y a la exageración, y ambas cuestiones son dos de las formas que asume la ignorancia, formas que favorecen y justifican las distorsiones.
En primer lugar, matizar o corregir lo de patrimonio. Algo he estudiado de latín, aunque me acuerde más bien poco. Decir que patrimonio significaba antes la masa de bienes y dinero que tiene el hombre es columpiarse bastante. Es demostrar, más bien que no se tiene ni idea. Patrimonio, antes y ahora, no significa sino el conjunto de bienes que una persona ha recibido de sus PADRES. Queda resuelta, pues, esta primera cuestión.
En segundo lugar, hay que decir que algo que puede parecer a primera vista tan poco trascendente, como es el uso de las palabras, es sin duda una de las cuestiones más importantes para el buen funcionamiento de una sociedad y de una democracia. Decía el escritor y filósofo norteamericano R.W. Emerson que “la corrupción del hombre conduce a la del lenguaje”. Recuerden, si no, el estupendo análisis que hace de ello el gran escritor Orwell en su obra 1984 al analizar la perversión del lenguaje por los comunistas. Pero es que, además, las palabras tienen la capacidad de evocar aspectos ideales, que son los que tenemos por fundadores del conocimiento. Encontrar una palabra es encontrar un sentido. Quien se atreva a dudar de este poder evocador del lenguaje sólo tiene que intentar la experiencia de pensar sin palabras.
El relativismo y su desprecio por la verdad hace verdaderos estragos. Vivimos en una época acobardada por la posibilidad misma de que pueda haber certidumbres, una de cuyas consecuencias más perturbadoras es la facilidad con que es posible desgajar las palabras de las realidades conceptuales, que cualquier mente sana sabe que son su referente. Ese divorcio entre palabras y conceptos conduce, sobre todo, a la imprecisión y a la exageración, y ambas cuestiones son dos de las formas que asume la ignorancia, formas que favorecen y justifican las distorsiones.
martes, 1 de febrero de 2011
Almería ha mejorado
Continuamente hablamos de cosas subjetivas por sí mismas. Evidentemente existen innumerables puntos de vista sobre cualquier asunto. Es cierto, por otro lado, que muchas de estas cuestiones guardan una verdad que no depende de cada uno. Si al mirar un edificio vemos que está pintado de verde, podremos decir que es bonito o feo, dependiendo de nuestros gustos personales, pero nadie podrá dudar de que el color es verde. El ciego no lo verá o el daltónico no lo distinguirá pero el color verdaderamente es el que es, no depende de cada uno.
Lo anterior lo digo porque hay quienes se empeñan en decir que Almería no ha cambiado en estos años. No sé si yo poseo una paranoia incurable que me hace ver calles limpias y arregladas. Quizá sueñe cuando vea unos jardines bonitos y decentes. O lo mismo entro en éxtasis cuando en mi mente se figura una espléndida cabalgata de reyes. Pero creo realmente que no, que todo ello es real y que los que se hacen los tontos son los que afirman sin ningún tipo de rubor que no se ha hecho nada en Almería.
En esta vida podremos decir que determinados hechos son más o menos necesarios, mejores o peores, pero nunca se podrá negar la evidencia. Quien lo hace cae en la mentira más penosa. Y si, encima, son políticos los que se dirigen con embustes constantemente a los ciudadanos la cuestión se transforma ya en algo intolerable.
Los socialistas deben ser más sinceros y dedicarse a trabajar y cooperar más con un Ayuntamiento que ha luchado como nunca se había visto por esta ciudad. Esa es la única vía para que adquieran credibilidad frente a una ciudadanía que no se deja llevar por comentarios irreales y que sabe muy bien cómo estaba Almería con los gobiernos socialistas y como está ahora.
Lo anterior lo digo porque hay quienes se empeñan en decir que Almería no ha cambiado en estos años. No sé si yo poseo una paranoia incurable que me hace ver calles limpias y arregladas. Quizá sueñe cuando vea unos jardines bonitos y decentes. O lo mismo entro en éxtasis cuando en mi mente se figura una espléndida cabalgata de reyes. Pero creo realmente que no, que todo ello es real y que los que se hacen los tontos son los que afirman sin ningún tipo de rubor que no se ha hecho nada en Almería.
En esta vida podremos decir que determinados hechos son más o menos necesarios, mejores o peores, pero nunca se podrá negar la evidencia. Quien lo hace cae en la mentira más penosa. Y si, encima, son políticos los que se dirigen con embustes constantemente a los ciudadanos la cuestión se transforma ya en algo intolerable.
Los socialistas deben ser más sinceros y dedicarse a trabajar y cooperar más con un Ayuntamiento que ha luchado como nunca se había visto por esta ciudad. Esa es la única vía para que adquieran credibilidad frente a una ciudadanía que no se deja llevar por comentarios irreales y que sabe muy bien cómo estaba Almería con los gobiernos socialistas y como está ahora.
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